No me importa dormir con el vecino con la música a todo volumen.
Al fin y al cabo, tengo una gran facilidad para dormir.
PERO hay una excepción: las gotas.
No puedo con el tic… tic… tic… de una gota cayendo intermitente por culpa de un grifo averiado.
Y esto, aunque no lo parezca, tiene todo que ver con el progreso.
Hace unos días hablé con una persona que lleva años atascada.
Me pasé casi dos horas escuchando la lista interminable de motivos por los que, según ella, no avanza:
la familia, la suerte, los amigos, la salud…
Las razones eran infinitas.
Y ahí estaba yo, paciente, escuchando cada gota de su discurso.
Hasta que pregunté:
—¿Y qué estás haciendo al respecto?
Silencio.
Y después, más excusas.
El resultado era el mismo: no estaba haciendo todo lo que estaba en sus manos para mejorar.
Sí, TODO.
Esa palabra lo cambia todo.
Cuando no puedo dormir por las benditas gotas, tengo dos opciones:
a) lamentarme, o
b) reparar el grifo.
No sé tú, pero en mi caso he comprobado que la opción “b” suele funcionar mejor.
No garantiza que todo se solucione, pero sí mejora la situación…
y como mínimo te queda la satisfacción de haber hecho todo lo posible.
Así que, si tu negocio no crece, tu cuerpo no mejora, o tu aprendizaje no avanza,
puedes quedarte mirando cómo caen las gotas,
o coger el toro por los cuernos y decir:
“No sé si lo lograré, pero haré todo lo que esté en mis manos para mejorar esta situación.”
La decisión es tuya.
Y si te ha gustado este mensaje, comparte el enlace y ayuda a que más personas se unan a la comunidad: 👉 https://davidparodi.com
