El camino al éxito pasa por desearlo y hacer todo el sacrificio necesario para conseguirlo.
Esta historia comienza mucho antes de empezar mi primer negocio, incluso antes de aprender a caminar.
Sí, de hecho era sólo un bebé de unos meses cuando, según me cuentan, sin motivo aparente dejé de respirar.
La piel cambió de color y todo indicaba que este niño no iba a cumplir un año.
En lo que puede parecer un capricho del destino, ahí estaba una persona que decidió lanzarme un par de veces hacia arriba para volver a sujetarme.
Él no sabía por qué lo hacía, sólo sintió que debía hacerlo.
Este blog no estaría escrito si él no hubiera hecho eso.
Un camino desafiante
Podría ser sólo una anécdota más si no fuera porque en otras ocasiones también estuve cerca de dejar esta existencia.
Las cosas a veces iban bien, pero la mayoría de las veces nos enfrentábamos a circunstancias desafiantes.
Ahora, al mirar atrás, comprendo que todo hizo me ayudó a ser quién soy.
Llegué a la conclusión, espero que acertada, de que si hoy estoy aquí es por algo.
Debe haber algo que tengo que hacer, algo que aportar a los demás, dejar mi granito de arena en este mundo.
Fue entonces cuando tomé la firma decisión de vivir una vida que «merezca la pena».
Sí, una vida digna de vivir, que me haga sentir satisfecho gracias al esfuerzo y al aporte a los demás, y es entonces cuando descubro mis dos grandes pasiones.
1- El emprendimiento
Sí, quizás podía haberme encarcelado en un empleo de 9 a 18h, haciendo algo para mi jefe y ayudándole a conseguir sus objetivos.
Pero esto no me inspiraba, no me motivaba, no encendía mi poder interior.
Descubrí que al lanzarme por mis propios proyectos, gestionar mi tiempo, tomar mis decisiones, no sólo era mucho más feliz, sino que también podía ayudar a crear empleo, riqueza, podía enseñar y ayudar.
Mis primeros proyectos los empecé siendo un adolescente. A lo largo de mi vida he creado varios negocios, algunos con éxito y otros no.
Pero hoy en día tengo la satisfacción de vivir de mis propios negocios, y es algo que no cambiaría por nada del mundo.
2- El crecimiento personal
No tardé en descubrir que en el mundo laboral algunos progresaban más que otros.
Mientras unos avanzaban, otros se quedaban estancados toda su vida.
Incluso entre personas de la misma familia o la misma profesión.
¿Qué hacía que unos progresaran y otros no? Su actitud, su mentalidad, su enfoque en su crecimiento personal.
Aprendí que no puedes dar de lo que no tienes, y que lo que se ve desde fuera no es sino el resultado de cómo piensas y cómo gestionas tus emociones.
¡Maravilloso descubrimiento!
Han pasado décadas, pero no pasa ni un solo día en el que no aprenda algo que me ayude a ser mejor persona y mejor profesional.
Una misión de vida
He logrado bastante conocimiento sobre la mentalidad, las herramientas y las estrategias que una persona necesita para tener éxito en los negocios y sentirse una persona feliz y satisfecha de sí misma.
Y de hecho sigo aprendiendo.
Ahora la misión en mi vida es clara, aunque no fácil, y es llegar a todas las personas que quieran escucharme para compartir con ellas mis experiencias vividas y las lecciones aprendidas.
¿Quieres ser parte de esa exclusiva minoría interesada en dar lo mejor de sí a la vez que maximiza sus resultados? Si es así, ¡hablemos! 🙂