Sudor (o eran lágrimas)

Aun recuerdo el día que me confirmaron que me aceptaban en el trabajo que luego me cambiaría la vida.

No era un gran sueldo al principio, pero un salto de calidad enorme.

Pero lo poderoso que quiero compartir hoy contigo no es eso, sino lo que pasó antes.

Sí, porque esa historia empezó una calurosa tarde varios días antes.

Ahí estaba yo en casa, con el teléfono en la mano, pensando qué más podía hacer.

Llevaba mucho tiempo llamando por ofertas de trabajo y la respuesta siempre era NO.

Me sentía agotado.

No es por ser dramático, pero ya en ese momento no sabía si la gota que caía sobre la mesa era de sudor o lágrima.

Es que en serio, nada estaba saliendo bien.

Entonces salió esta oferta.

Parecía una más.

Una más que me dirían NO.

No tenía ningún sentido llamar, ya que yo sentía que ya sabía que me dirían que no.

Pero dije: “¡qué más da! venga, una última llamada”.

Llamé sin ganas, o mejor dicho, con ganas de que me digan rápidamente “no” y cortar la llamada.

Pero me dijeron que sí, que vaya a una entrevista.

Unos días después, estaba en mi nuevo despacho dirigiendo una empresa.

Ese día pasó algo curioso, pero eso te lo contaré otro día.

Lo importante ahora es que para salir adelante normalmente el proceso es así:

no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, si.

Que a veces puede pasar que salga algo bien desde el principio, sí, pero es raro.

Normalmente tendrás que intentarlo una y otra vez.

Y muchas veces es justamente la última puerta la que finalmente se abre.

En algún momento podríamos sentir que somos unos fracasados pero en realidad lo que pasa es que aún no hemos reunido la cantidad suficiente de “noes”.

Según parece, Thomas Edison dijo algo como: “no fracasé, solo descubrí 10.000 maneras que no funcionaban.”

La vida es emocionante, no te desanimes, el próximo intento podría cambiarte la vida 🙂